Los días en Las Vegas están siendo tranquilos. De hecho, esta mañana hemos visto dos casinos: el Flamingo (el primero fundado en Las Vegas tras legalizarse el juego en 1946) y el Caesars Palace. Nos ha llevado unas 2 horas ver ambos.
Pero hoy hemos vivido una experiencia difícilmente igualable: hemos ido al Gran Cañón en helicóptero.
La excursión empieza en una limusina que te recoge del hotel, y te lleva al aeropuerto (que esta como a 15 minutos en coche). Allí te pesan y te montan en el helicóptero.
Tengo que decir que los helicópteros son las motos voladoras. No os podéis hacer a la idea la sensación que es. Se mueve bastante, sobre todo cuando están haciendo las maniobras de despegue y aterrizaje. La primera vez que gira te asustas porque parece que te vas a caer al vació.
Sale del aeropuerto McCarran, y te lleva a la presa Hoover, desde donde ves todo la presa y Lago Mead (que es el lago que forma la presa). Tiene mas de 180 Km de costa, para que os hagáis a la idea de las dimensiones. Después se dirige a unas montañas a lo lejos, y cuando parece que te vas a chocar con ellas empieza a subir, y te encuentras en medio del Gran Cañón, con el rió colorado en el fondo bajo tus pies. En ese momento estábamos a unos 5000 pies. En los cascos que llevas en el helicóptero, te van contando alguna cosilla curiosa y va sonando música apropiada: suena la banda sonora de Indiana Jones la primera vez que ves el Gran Cañon.
Después te aterrizan en medio del Gran Cañon y te sirven un pequeño picnic con Champagne, el cual hay que tomarse rápidamente, por el calor asfixiante que allí hacía.
Después, te devuelven al aeropuerto de Las Vegas, recorriendo el Strip, y viendo a vista de pájaro todos los enormes casinos que allí hay.
Finalmente te devuelven a tu hotel en limusina.
Como he dicho, es una experiencia incre-ible: ¡Awe-some!.
Después nos fuimos a dar una vuelta por los casinos y fuimos a cenar y a jugar una ruleta al Bellagio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario